Por: Difusión • Bolivia.com

El safari en el desierto y el crucero dhow, siguen siendo la actividades turísticas favoritas en Dubai

Safari en el desierto en Dubái. Foto: Difusión.

Dubai se ha convertido desde hace ya unos años, como uno de los destinos para turistas más lujosos y atractivos del mundo. 

Esta particularidad se ha ido desarrollando ya que es considerada hoy en día, como uno de los polos vitales para el mundo de los negocios. Aquí suceden los pactos empresariales que dictaminan el camino del mundo occidental; y el oriental también. Es por eso que los grandes rascacielos están preparados para recibir este tipo de eventos que aglomeran a hombres y mujeres que siguen un cierto prototipo de acciones. Si a esto le sumamos las innovadoras atracciones turísticas, o las clásicas como un safari en el desierto, o Dhow Cruise Dubai, nos encontramos con una ciudad multifacética y multidisciplinaria que vale la pena visitar.

Luego de la pandemia, la actividad ha recobrado una cierta fuerza en todas sus actividades. Especialmente en la franja hotelera que arremete económicamente en la región marina de la ciudad. Ha sido tal el crecimiento, que la demanda de habitaciones ha superado a capitales mundiales como Londres o París, según los datos y estadísticas de los especialistas. Podemos hacer hincapié en la política post-pandémica, para justificar esta ganancia desmedida sobre otros territorios que solían competir al mismo nivel y han quedado atrás. A su vez, desde el Departamento de Turismo y Marketing de la ciudad, se ha instalado un nuevo reglamento hotelero que apuesta por la sostenibilidad, como recurso necesario y clave para el desarrollo turístico de la región. El cumplimiento de estas técnicas, moldearán el éxito del futuro de los complejos y shoppings de la ciudad, a partir de ahora. Este tipo de posicionamiento la destacan como una de las ciudades con más capacidad de expansión para los años consiguientes. Una promesa que parece destacar a Dubai entre muchas otras ciudades, indicando como la contención esperada por los ambientalistas. 

La lista de requisitos a cumplir por el nuevo mandato incluye modificaciones y acomodos en diferentes ramas del provenir hotelero y turístico. Desde la planificación hasta la gestión de la estructuras vinculadas con los espacios que se comprenden, se educará a los empleados y a los visitantes para seguir de pie a cabezas. Desde lo social/ comunitario, se ha firmado una especie de contrato cultural, para responsabilizar a toda la ciudad, haciéndola parte del aspecto humanitario que estamos discutiendo. Solo de esta forma se logra cambiar el rumbo de un país que parecía respetar otro tipo de prácticas mucho más industrializadas. Podemos considerar esta serie de medidas como mejoras, ya que las operaciones verán esa victoria en sus números mes a mes, año tras año. Y para los que dicen que la sostenibilidad no va de la mano con el crecimiento económico, los primeros años del programa vienen a demostrar lo contrario. Solo con un corto tiempo de prueba se ha logrado acrecentar las inversiones y reducir considerablemente la emisión de carbono en la ciudad. Los objetivos, obviamente preponderados por los altos rangos emiratíes, se han ido ajustando, apostando cada vez más por un futuro más rígido pero esperanzador en torno a la naturaleza que nos rodea. Para hacer cumplir estos propósitos, desde lo gubernamental se ha pactado con el sector privado, para la presentación mensual de informes que expliquen esa puesta a punto de los espacios de cada empresa llamada a colaborar con este bien común. Todo esfuerzo en conjunto es recompensado ‘a posteriori’.

Más allá del aspecto ambientalista, futurista, moderno, sostenible, democrático, que respeta la idiosincrasia de la ciudad conocida por el safari en el desierto de Dubai,  lo natural ya impuesto de antemano es lo que dictamina la posibilidad de llevar a cabo este tipo de políticas que cambian los paradigmas para siempre. La base por sobre la cual está construída la ciudad, permitió el posterior progreso de este tipo de ideas tan revolucionarias para la época. Es que los fenómenos naturales que suceden en las entrañas de la ciudad, siguen acaparando la atención principal de los turistas; aún más que los negocios que se tejen en los rascacielos.

La marina, es el primer ambiente que analizaremos. El paisaje se ha convertido potencialmente en los últimos años, en el micromundo ideal para los superyates. Es denominada la capital de estos buques desde que se experimentó una escalada creciente en el número de yates que viven y visitan la ribera de la ciudad. También brinda un mundo de posibilidades para el desarrollo turístico. Los cruceros que parten desde las costas, generan ingresos y trabajos para miles de residentes. El crucero dhow, es tal vez el tour más famoso que sucede a costa del mar de los emiratos.

En contraposición a la navegación, el desierto funciona como perímetro del otro lado de la ciudad. Un fenómeno natural que también responde ante muchas adquisiciones y poderíos empresariales que buscan sacar rédito turístico; y lo logran con algarabía. Aquí también se preparan excursiones de distintos grados de compromiso que permiten vivir la vida en el desierto, como solían descubrirla los emires, de manera segura y apasionada. Juntos, la marina y el desierto, forman este espectacular y raro ecosistema que promete seguir trayendo turistas, año tras año.
 

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